
Por Elías Cedillo Hernández
CEO & director general de Grupo Be IT y Buro MC
Hablar de edificios o ciudades inteligentes es solo una parte de la evolución tecnológica en la construcción. Actualmente, no solo existen edificios inteligentes como el Warren Koyo I, construido en 2021, cuya eficiencia supera lo que se podía lograr 15 años atrás. Países como Japón no solo cuentan con edificios inteligentes, sino también con ciudades inteligentes, como Woven City, situada a los pies del Monte Fuji, un proyecto de Toyota, o Fujisawa, una antigua fábrica de Panasonic, localidad equipada con paneles solares y sistemas de monitorización inteligentes, donde viven alrededor de 2,000 personas.
La implementación de tecnología en edificios y ciudades inteligentes está en aumento, buscando mejorar la eficiencia y la calidad de vida de sus habitantes y
ocupantes. Según el estudio “Tendencias del Mercado de Edificios Inteligentes” de Mordor Intelligence, el valor del mercado en 2023 fue de aproximadamente
82,850 millones de dólares, con una tasa de crecimiento anual compuesta del 13.96%. Esto indica que vamos en camino hacia la adopción de este tipo de
espacios en los próximos años. ¿Qué podemos obtener de la implementación de tecnología visible e invisible en la construcción de edificios y ciudades inteligentes? Para entender esto, es útil diferenciar entre dos conceptos: edificios “smart” y edificios convergentes inteligentes.
Aunque ambos tipos de edificios utilizan tecnología avanzada, la diferencia principal radica en cómo se gestionan y operan. En un edificio “smart”, el usuario programa los sistemas para que funcionen de manera óptima según sus preferencias. En cambio, un edificio convergente inteligente tiene la capacidad de detectar y procesar información por sí mismo, ajustando sus sistemas automáticamente para lograr el mejor rendimiento.
Para que un edificio sea verdaderamente convergente inteligente, necesita sensores que capten datos del entorno externo y vías de comunicación que
transporten esta información al “cerebro” del edificio o ciudad, que puede estar ubicado en el sitio o en la nube. Además, debe contar con algoritmos de aprendizaje automático que procesen estos datos y determinen las acciones óptimas a seguir, para un mejor rendimiento de los recursos del edificio o ciudad. Panduit, uno de nuestros socios, en su artículo “Infrastructure for Smart Building Technologies”, menciona que la implementación de un edificio convergente inteligente puede generar un ahorro de hasta un 30% en comparación con un edificio inteligente (smart) con una funcionalidad similar. Grupo Arqual, un referente en la industria arquitectónica en México, menciona que los edificios ahora pueden incorporar tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial y el Internet de las cosas (IoT). Estas herramientas permiten gestionar de manera eficiente aspectos cruciales como la seguridad, la accesibilidad y la eficiencia energética. Por ejemplo, los sensores IoT recopilan datos en tiempo real para ajustar automáticamente los sistemas de iluminación, climatización y seguridad, logrando así un ahorro energético de hasta un 15% y una reducción de los costos de mantenimiento en un 25%. En resumen, la evolución hacia edificios y ciudades inteligentes no solo representa un avance tecnológico, sino también una oportunidad para mejorar la calidad de vida y la sostenibilidad en nuestras comunidades. La integración de tecnologías avanzadas promete un futuro donde los espacios en los que vivimos y trabajamos sean más eficientes, seguros y adaptativos a nuestras necesidades.
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